HOWAR SHORE Y LA BSO

La magnitud de la aportación de Howard Shore a esta empresa se pone de manifiesto en los dos Oscars a la Mejor Banda Sonora obtenidos por la primera y la tercera entrega de la saga. Su labor es incontestable, y si no lo obtuvo también por Las dos torres fue por una absurda norma de la Academia que impedía designar candidatas a las secuelas, y que acabó beneficiando a Elliot Goldenthal por Frida; quizás por la injusticia impulsó que al año siguiente se eliminara dicha norma. Seguro que también hubiera levantado polémica el hecho de que Shore se llevara tres estatuillas por un proyecto que, insistimos, debe considerarse un conjunto, pero no olvidemos que el compositor estuvo ligado al proyecto desde la fase de preproducción por lo que durante cuatro largos años tuvo que tejer un inmenso tapiz musical de más de doce horas de duración (incluyendo material para los minutos añadidos en las versiones extendidas) y el resultado puede considerarse perfecto.

El Señor de los Anillos era un sueño para cualquier compositor. En 1978, Ralph Bahksi creó una versión animada con el mismo título, con la colaboración de Leonard Rosenman como compositor. Los proyectos eran muy distintos. La versión de Jackson era de dimensión colosal y necesitó de la ayuda de un músico que tuviera la misma visión que Jackson sobre lo que debía ser la música. Cuando la designación de Howard Shore se hizo pública, algunos temieron lo peor: la fantasía, la magia y la aventura de la Tierra Media podían no ser el encargo ideal para un autor que, iniciado en el cine de la mano de su compatriota canadiense David Cronenberg, había sembrado bandas sonoras tan acertadas como sombrías en títulos como Videodrome (1983), The Fly (1986), El silencio de los corderos (1990), Seven (1995) o The Game (1997). Pero el resultado es maravilloso, una obra sinfónica y coral que será recordada como la gran ópera de Shore y que cambió su trayectoria y su vida para siempre. La cantidad de material compuesto, la variedad instrumental, la diversidad de voces utilizadas (coros y solistas) y el uso de diversas lenguas (inglés antiguo, élfico) adaptando textos y poemas de Tolkien o de las guionistas Philippa Boyens y Fran Walsh, le otorgan un mérito comparable (y algunos creen que superior) al que tuviera la labor de John Williams para la gran trilogía clásica de La guerra de las galaxias (aunque no olvidaremos nunca el impulso que ésta dio a la música del cine).


1.  NAVARRO ARRIOLA, H.; Historia y coleccionismo de bandas sonoras; Letras de cine. 2a ed. ampl.; Madrid: Ediciones Internacionales Universitarias, 2005; 602 p. :il. 22cm