ANÁLISIS

Como introducción al análisis musical propiamente dicho de esta película, queremos justificar el motivo por el que nos hemos acabado decantando por este film en particular. Cualquiera de sus dos predecesoras sería susceptible de este mismo análisis pero esta última acoge muchos de los motivos que aparecen en las anteriores y los combina con aquellos añadidos a las nuevas tramas. Así pues, aunque cabe tener en cuenta que no hemos trabajado directa y exhaustivamente las dos primeras entregas de la saga, sí las hemos visto y sí hemos utilizado y recogido los motivos musicales que provienen de ellas. Es decir, que al ser la conclusión de la trilogía, pero si las tres son un único proyecto cinematográfico, también lo son musicalmente y precisamente la casi omnipresente partitura es uno de los elementos que contribuyen a esta unidad.

Otro de los aspectos que creemos necesario matizar es la palabra utilizada en el título de este artículo: tematológico. Con esto lo que queremos dar a entender es que lo realmente interesante de esta saga a nivel musical es como su banda sonora se ha creado siempre en estricta relación a los diferentes temas que acoge la trama. Esta banda sonora sigue el concepto Wagneriano de “obra total” donde música, imagen y puesta en escena crean un producto único y totalmente completo en que absolutamente todo está relacionado. De ahí que la única forma de clasificar la música que aparece en la película sea mediante el término “motivo” y de ahí también que estos motivos correspondan a diferentes temáticas que aparecen dentro de la historia.

No podemos olvidar, también, comentar que algunos de estos motivos se van repitiendo o bien durante toda la saga, o bien durante cada una de las películas. A estos fragmentos musicales cuyo simbolismo es especialmente importante en la historia y que, además, tienen una redundancia en ella, los hemos calificado como Leitmotiv. De esta forma, estos llamados motivos o leitmotiv nos han servido como etiqueta para clasificar y diferenciar los diferentes fragmentos musicales a lo largo de toda la trama. Llegados a este punto, podría parecer que con decir que cada música equivale a un motivo se acaba el análisis. Nada más lejos de la verdad. Nosotros hemos identificado cada una de las intervenciones musicales que aparecen en la película, ordenadas por tiempo y escena. Lo realmente interesante de ver en este análisis es como se teje el concepto de banda sonora cinematográfica.

En El Señor de los Anillos, Howard Shore ha creado un complejísimo entramado de motivos musicales que equivalen, sobretodo, a personajes y/o lugares que aparecen en las películas. Por consiguiente, toda la música que aparece en esta tercera entrega de la trama consiste en diversas combinaciones de estos motivos en función de cómo estos personajes y lugares se interrelacionan en la saga. Los fragmentos más evidentes de esas relaciones son las batallas que se producen en la película ya que, en ellas, es donde aparecen el mayor número de estos personajes y lugares. En la batalla a las puertas de Minas Tirith se combinan motivos de los orcos, del a propia ciudad, de los hombres de Rohan, de la Senda de los muertos. Todo esto lo podemos hallar en la división musical que hemos realizado así como en la línea temporal de motivos sobre la película.

Lo que hemos averiguado con este trabajo es el cómo los compositores abordan los guiones para crear sus bandas sonoras. Es importantísimo que tengan un conocimiento absoluto del guión, de los nudos de acción y de todo lo que rodea la trama de la película pues toda la estructura musical depende de ello. Los motivos de El retorno del Rey nos refuerzan la condición de los lugares, los estados de ánimo de los personajes (las músicas que acompañan a Frodo cambian a lo largo de la saga de mayores a menores para volver al final al mismo motivo con el que se nos presenta) a partir de cómo cambian los motivos de tempo, tonalidad, y ritmo, y cómo se relacionan con el resto del elenco musical. Hablando en términos de guión, los motivos serían como los personajes de la historia que es la banda sonora y el Leitmotiv el protagonista. Para ejemplificarlo, vemos como el “motivo camino”, que solemos encontrarlo en escenas con Frodo y Sam de protagonistas, al comenzó de la película es mucho más lento. La tonalidad y el timbre se mantienen para que siempre podamos distinguir (consciente e inconscientemente) que esta música se relaciona con dichos personajes. No obstante, el cambio que padece el personaje se marca musicalmente con variaciones de tempo e intensidad, la música se hace más rápida y fuerte (además crecen los acompañamientos harmónicos dándole mucho más color) para indicarnos como crece la maldad en Frodo. La culminación de este proceso la hallamos en el momento en que este protagonista llega al monte del destino y se pone el anillo. Aquí se mezcla su motivo con el de “Mordor” acelerando el ritmo e intensificando el volumen para crear un apoteósico clímax musical que acompañe al clímax cinematográfico. Vemos de nuevo la relación tan profunda y exacta que hay entre trama/historia y banda sonora. De hecho, una persona que memorizara parcialmente los motivos más importantes de la saga, simplemente escuchando la banda sonora puede imaginar a qué situaciones de la historia corresponde cada pieza.

Es tan intrínseca la relación entre guión y música (o debería serlo para considerarse como “buena” la banda sonora) que, así como los manuales de estructura de guión de  Robert McKee o Syd Field nos indican que ciertos minutos deben coincidir con aparición de nudos en la trama, con la presentación de personajes o con el principio o final de un acto. Es más, si extendiéramos este análisis de la misma forma que lo hemos realizado a otras 20 películas, podríamos establecer los parámetros para crear un manual muy fidedigno sobre en qué momentos de la película debe aparecer cada tipo de música. Un ejemplo oque ilustra, a nuestro parecer, esto sería el comienzo de nuestra película. Este caso es particular pues empieza con un flashback que rompe la continuidad de la historia. En él oímos el motivo “anillo” que es la música que acompaña a este inanimado personaje. En la escena siguiente vemos la situación del anillo actual, es decir, a Frodo. Pero esto sólo se hace así para que el espectador que no haya visto las otras entregad pueda disfrutar igualmente de esta y comprenderla. La continuidad de ambas escenas está en el motivo utilizado: al ser el anillo protagonista se mantiene su motivo que encadena con una variación de éste y, a su vez, con el motivo de la “comarca” como contrapunto, manteniendo ritmo e intensidad (por lo que el cambio no distorsiona la percepción visual) pero cambiando de una tonalidad menor a una mayor y así dar un respiro emocional al espectador. Este respiro musical coincide con el primer anticlímax de la película. Al cambiar de escena, pasamos al verdadero comienzo de la historia de esta tercera entrega. Las dos primeras escenas sólo sirven para poner en situación al espectador. En el momento en que empieza la trama, la música que oímos es el Leitmotiv de la saga, que acabará enlazando con el Leitmotiv de la película: el motivo que caracteriza y describe el escenario de Minas Thirith. Este fragmento musical da comienzo al primer acto propiamente dicho. La siguiente aparición del Leitmotiv de la saga es hacia la media hora de película marcando pues la frontera entre el primer y el segundo acto. Este cambio se acaba de rubricar con la nueva aparición del Leitmotiv de la película. La combinación de ambos es la que va marcando a lo largo de todo el film la estructura fílmica. La música no sólo sirve para describir y emocionar al público (es obvio que el carácter expresivo de la banda sonora existe pero no es su única función) como mucha gente opina. En el cine, la banda sonora estructura toda la trama y hace más sencilla y transparente[1] las transiciones entre escenas suavizando los cortes que nos llevan de un escenario a otro. En este caso, esa función es primordial pues, a partir de la primera película, toda la trama está montada en montaje paralelo. Aunque el protagonista es Frodo, cada uno de los miembros de la comunidad es protagonista de una subtrama. Los cortes bruscos que nos hacen pasar de la acción de unos a la acción de otros son suavizados por los motivos sonoros, lo que hace esta banda sonora aún más digna de estudio.


[1]  El término transparencia se utiliza en la jerga cinematográfica para indicar cómo y cuando se esconden las marcas de la construcción artificiosa del lenguaje. El cine de por sí es un lenguaje muy artificioso y complejo basado en principios de causalidad que el espectador atribuye dotando de sentido a la sucesión de planos. La transparencia hace alusión a eso, a que estas sucesiones de planos sean lo más suaves posibles para que esta causalidad  no se rompa.